Seguridad alimentaria, crisis global en puerta
- Escrito por Héctor Rendón
- Publicado en Opinión
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Un tema que no está en el radar de los gobiernos, menos en el de México, es la seguridad alimentaria. Aquí hemos advertido de los estragos que están ocasionando las sequías y otros desastres naturales, con fuertes impactos en la agricultura. En fechas recientes, se sumó la volatilidad de precios de los insumos, provocada principalmente por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) alertó en un reporte que los pequeños agricultores ya están padeciendo estos efectos, y prevé que sus ingresos se verán afectados. Es probable, añade, que esta situación también tenga efectos devastadores y de largo alcance sobre la nutrición y el acceso a la alimentación. No está por demás advertir que en el corto plazo será difícil mitigar los impactos mundiales (en la población), que podría desencadenar en una catástrofe.
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En crisis alimentarias anteriores, señala el organismo especializado de las Naciones Unidas, con sede en Roma, las intervenciones dirigidas a estabilizar los sistemas de mercado locales, posibilitar las transferencias de efectivo, fortalecer las remesas, establecer grupos de ahorro y préstamo, brindar capacitación y subsidios a las empresas agrícolas y fomentar las inversiones en las cadenas de valor (lo que incluye aspectos vinculados con la infraestructura, el apoyo a las instituciones de microfinanciación y los servicios de agregación que establecen vínculos entre los productores y los mercados) son eficaces para aumentar la resiliencia y reducir las repercusiones.
Esta institución financiera internacional, por cierto, invierte en la población rural y, al empoderar a estas personas, las ayuda a reducir la pobreza, aumentar la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y fortalecer su resiliencia. Desde 1978 ha destinado 23,200 millones en donaciones y préstamos a bajo interés a proyectos que han permitido llegar a alrededor de 518 millones de personas.
No descartemos que a medida que la guerra se mantenga, los impactos del aumento de los precios de los alimentos y la escasez de cultivos básicos aumentará peligrosamente, con riesgos especialmente preocupantes para los más pobres. Todo esto ocurre mientras aumenta la preocupación de la comunidad internacional de que el conflicto en curso agravará el hambre y la pobreza mundiales.
No se nos olvide que alrededor de un tercio de las exportaciones mundiales de trigo provienen de Rusia y Ucrania. La región de Oriente Medio y África importa más de la mitad de sus suministros de cereal de esas naciones, quienes, por cierto, ya están sintiendo los efectos del hambre y donde la escasez de alimentos o el aumento de los precios podrían empujar a millones de personas más a la pobreza. Y en este terreno, todos sabemos las consecuencias.