Ten cuidado con la dieta paleo

Caroline Blomquist y colaboradores hicieron que 35 mujeres posmenopáusicas y obesas con niveles normales de azúcar en sangre siguieran una dieta paleo durante dos años. El 30% de la ingesta energética diaria se obtuvo de proteínas; igual porcentaje, de carbohidratos, y 40%, de grasas, principalmente insaturadas “buenas”.

La dieta del estudio incluía carne magra, pescado, huevos, verduras, frutas y frutos secos, con los aceites de colza y oliva y el aguacate como fuentes adicionales de grasa. Excluía los lácteos, los cereales, la sal añadida, las grasas refinadas y azúcar.

Se pidió a un “grupo control” de 35 mujeres posmenopáusicas que siguieran una dieta baja en grasa que consistía en un 30% de proteína, un 30% de grasa y un 55% de carbohidratos.

Tras dos años, unos ácidos grasos específicos asociados con la resistencia a la insulina fueron significativamente más bajos en las mujeres que consumían alimentos tipo paleo que en las que estaban en la dieta de control. Pero ambos regímenes resultaron en una pérdida de peso similar y significativa, apuntan los investigadores.

Pero la dieta paleo podría causar deficiencias de nutrientes esenciales, advierte Connie Diekman, directora de Nutrición Universitaria de la Universidad de Washington, en St. Louis.

Eliminar todos los lácteos podría poner en riesgo el consumo de calcio, vitamina D y potasio, mientras que reducir las legumbres y los granos integrales podría ocasionar deficiencias en la fibra, el manganeso, el magnesio y el selenio.

“El mejor consejo que daría es encontrar un plan de alimentación que haga dos cosas: que incluya alimentos de los que disfruta y que cumpla las necesidades nutricionales, y entonces averiguar cuáles son las porciones adecuadas”.

Otra desventaja de la dieta paleo es que se enfoca en alimentos no disponibles para quienes más lo necesitan. “Es financieramente imposible”, admite. “Las personas con bajos ingresos que tienen que comer de esta forma no pueden hacerlo”.