Alzheimer, avanza la investigación
- Escrito por Redacción
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Un desequilibrio en la microbiota intestinal podría desencadenar un proceso inflamatorio capaz de alterar las barreras de protección del organismo y provocar neuroinflamación, así como la posible formación de placas amiloides, lo que propiciaría la aparición o agravamiento de la enfermedad de Alzheimer (EA).
Mediante un estudio con 89 personas de entre 50 y 85 años –con rendimientos cognitivos variables, desde normales hasta trastornos cognitivos con pérdida de memoria, asociados o no a la enfermedad–, un equipo de investigadores midió depósitos amiloides en diferentes zonas del cerebro, a la vez que analizó la concentración en sangre tanto de moléculas derivadas de la microbiota intestinal como marcadores pro y antiinflamatorios y marcadores de la disfunción endotelial.
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De acuerdo con sus resultados –recuperados por el Biocodex Microbiota Institute–, se observó una correlación positiva entre los depósitos amiloides y la concentración sanguínea de lipopolisacáridos y ácidos grasos de cadena corta (como el acetato y valerato) y ciertas citocinas proinflamatorias, y una correlación negativa con la concentración de butirato y la citocina antiinflamatoria IL-10.
Los científicos interpretan estas correlaciones como la prueba de que un aumento de la concentración de acetato, valerato y lipopolisacáridos podría comprometer la integridad de la barrera intestinal, provocar y mantener una inflamación sistémica de baja intensidad, alterar la barrera hematoencefálica y, finalmente, dejar penetrar en el sistema nervioso central compuestos proinflamatorios que propicien o agraven la EA.
Si bien no es posible establecer una relación causal a partir de sus hallazgos, los investigadores destacan el hecho de, a partir de ellos, desarrollar estrategias de prevención basadas en un enriquecimiento de la microbiota con bacterias o metabolitos beneficiosos, una vez que se haya precisado el perfil microbiano característico del Alzheimer.
En México, la EA es la demencia más frecuente, con una incidencia de 27.3 casos por cada mil personas al año.4 Su presencia es más evidente en mujeres, en quienes se desarrolla a edades más tempranas que en los hombres5, con mayor riesgo entre los 50 y los 60 años.6 Para 2050, se estima que la cifra de mexicanos afectados por esta enfermedad será de más de 3.5 millones.