Covid-19 y los efectos psicológicos
- Escrito por Redacción
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Debido al encierro se detectan casos de ansiedad, angustia y agorafobia o, por el contrario, gente que vive sin ninguna prudencia y aunque cada persona es un mundo, los psicólogos recomiendan parar un momento y hacer una reflexión sobre qué nos ha pasado y qué sigue pasando.
“Por mucho que ahora llamen nueva normalidad a lo que vivimos, es nueva pero no es normalidad”, dijo María del Carmen Rodríguez, tutora del grado de Psicología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y directora de un centro de psicología.
Esta pandemia ha tenido efectos muy diferentes según la edad. También a la hora de vivirla, las personas se han enfrentado a ella de forma diferente: “las personas mayores, han hecho un esfuerzo para seguir el confinamiento. Han sufrido soledad (especialmente los que no dominan las nuevas tecnologías, como por ejemplo móviles, tabletas, videollamadas, etc.); han vivido el confinamiento con tristeza y añoranza, pero con resignación”.
En cuanto a los niños, Rodríguez hace dos distinciones de cómo se ha vivido esta situación. “Algunos han necesitado apoyo emocional durante el confinamiento, hecho que se ha manifestado en trastornos de conducta y pesadillas. Hay otros que al principio soportaban bastante bien el confinamiento y, justamente en el momento de volver a cierta normalidad, están más nerviosos.
“Muchos de ellos se han conectado a las redes sociales y a los videojuegos más de lo que ya es habitual y, ahora que tienen que salir, les está costando mucho. Han tenido una falsa sensación de estar conectados con sus iguales y ahora tienen dificultades para volver a relacionarse presencialmente.
“No debemos olvidar que pueden salir, pero con muchas precauciones, y eso les recuerda que el virus aún está entre nosotros, ahora es cuando tienen realmente la percepción del peligro; quizás antes no habían sido plenamente conscientes de ello y es ahora cuando salen los síntomas de ansiedad, las agorafobias y los miedos en general”, expuso.
Por el contrario, los adolescentes “han salido a la calle con la necesidad de encontrarse con sus amigos y realmente no tienen conciencia de la situación, por lo que se están poniendo en peligro. No respetan la distancia de seguridad, entre otros incumplimientos”.
Montserrat Lacalle, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación y experta en atención a personas mayores, afirmó que si hablamos de este colectivo —y sabiendo que no nos referimos al 100 % de la población—, hablamos de miedo.
Por ello, los que tenemos personas mayores cerca, «podemos acompañarlos y podemos ofrecerles espacios donde puedan hablar. Garantizar estos espacios significa compartir, darles la oportunidad de explicar cómo se sienten, si están tristes... ¡Hay que escuchar, no aconsejar!
La gente joven, aunque quizás también ha tenido miedo, «olvida más rápidamente que la gente mayor. Esto se ve por el riesgo al que ya se están exponiendo.