Demencia, sí pero no
- Escrito por Redacción
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Todos hemos escuchado hablar, al primo de un amigo, sobre las demencias y cómo afecta nuestra memoria, sin embargo, existen varias creencias y verdades a medias que no son ciertas y podemos estar mal informados sobre el padecimiento de la persona con demencia.
De acuerdo, con Koltin, empresa dedicada en la seguridad y el bienestar de los adultos mayores, las demencias son enfermedades cognitivas que afectan la memoria, el pensamiento y la capacidad de realizar cosas de las personas. También, es importante mencionar que no solo afectan a quienes las padecen, sino que puede ser un tema importante para familiares y amigos.
Síntomas
- Pérdida de memoria a corto plazo. Olvidar nombres, eventos recientes o información importante.
- Dificultad en la comunicación. Olvidar palabras, tener dificultad para seguir una conversación o repetir preguntas.
- Desorientación. No reconocer lugares familiares o perderse en entornos conocidos.
- Problemas para resolver problemas. Dificultades en la planificación y la resolución de tareas simples.
- Cambios en el comportamiento. Irritabilidad, cambios de humor y comportamientos inusuales.
- Dificultades para realizar tareas cotidianas. Olvidar cómo realizar tareas rutinarias como cocinar o vestirse.
Mito y realidad
Mito 1: "Todos tendremos demencia cuando seamos adultos mayores".
Realidad: Aunque las demencias pueden ser más notorias en las personas mayores, no es algo natural del proceso del envejecimiento, por lo que no todas las personas desarrollarán demencia.
Mito 2: "No se puede hacer nada para prevenir la demencia".
Realidad: No hay alguna forma de curar la demencia, pero lo que sí está en tus manos, es llevar un estilo de vida saludable, mantenerse mentalmente activo y controlar enfermedades crónicas, esto te permitirá bajar las probabilidades de padecer demencia.
Mito 3: "Todas las demencias son iguales".
Realidad: Existen más de 40 tipos de demencia y la más conocida es el Alzheimer. Cada tipo tiene sus propias características y puede requerir enfoques de tratamiento específicos. ¡Ah! Y casi se me olvida, la demencia senil, no existe. Es la única que no existe.