Como dice el dicho, “cuando compartimos el dolor con amigos, éste se reduce a la mitad, y cuando compartimos alegría, ésta se duplica”. No eres el único en este barco, y todos estamos atravesando los mismos desafíos.
La pandemia del Covid-19 ha cobrado innumerables vidas. Hemos visto su impacto, no solo en el campo laboral y en la economía global, sino también en nuestro estado de ánimo y emociones. De hecho, todos vemos el 2020 como un recuerdo traumático en la historia de la humanidad.
La salud mental es una de las áreas más desatendidas por el sector público. Cerca de mil millones de personas viven con un trastorno, tres millones mueren cada año por el consumo nocivo de alcohol y una se suicida cada 40 segundos.
Los países de las Américas deben expandir e invertir en servicios de salud mental para hacer frente a los efectos de la pandemia por COVID-19, dijo Carissa F. Etienne.
La actual crisis, ocasionada por un enemigo invisible del que aún no se tiene cura Covid-19, propicia un ambiente de incertidumbre en la mayoría de las personas, sobre todo en los menores de edad.
Especialistas en salud mental advierten que, en tiempos de cuarentena, el aislamiento social, la incertidumbre y el miedo pueden generar otra epidemia de consecuencias serias para la vida personal, familiar y social: depresión, estrés y ansiedad.
Según datos de la Asociación Mexicana de Internet, del 2007 a la actualidad, los internautas han pasado de navegar un promedio de dos horas a la semana a conectarse durante 6 horas con 11 minutos al día. Actualmente los dispositivos que se utilizan para conectarse a la red son muy variados, desde consolas de videojuegos hasta relojes inteligentes, siendo todavía las computadoras y laptops las preferidas para navegar con un 68% de las conexiones, seguidas por los teléfonos inteligentes con el 58%. (fuente: unocero).
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