Covid-19, consecuencias de la inactividad física

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Mucho se ha hablado de los beneficios de hacer ejercicio, entre ellos mejor salud, reducción de peso o alivio del estrés, pero poco se habla de los efectos de la inactividad física, tema que gana especial relevancia en estos tiempos de cuarentena, en los que nuestro espacio vital se reduce a los metros cuadrados del lugar que habitamos.

Durante la conferencia remota “ejercicios en casa para el paciente con obesidad”, organizada por la farmacéutica Novo Nordisk y dirigida a la comunidad médica, el Dr. Rolando Flores, especialista en medicina de la actividad física y el manejo del sobrepeso y la obesidad, habló sobre la severa afectación de la inactividad física a la salud, sobre todo en las personas con obesidad, y dio a conocer las estrategias para activaciones efectivas y saludables.

¿Cuáles son las consecuencias de la inactividad en personas con problemas metabólicos como la obesidad?

Aunque la persona pase casi todo el día sentada, se piensa que con la cantidad correcta de ejercicio al día será suficiente para obtener efectos benéficos en su metabolismo, lo cual es falso.

“Si paso mucho tiempo sentado, como en estos días, si no camino, no subo o bajo escaleras, no me traslado, esta condición de sedentarismo me puede llevar al deterioro metabólico,” explicó el Dr. Flores.

El experto en actividad física relató que, de acuerdo con estudios, si una persona que estaba acostumbrada a caminar de 6,000 a 10,000 pasos al día, considerando que las guías marcan alrededor de 10,000 pasos para conservar la salud, de repente tiene que reducir estos pasos a menos de 1,500, a los 14 días pudiera presentar un incremento de grasa visceral de 7% y se trastorna la parte metabólica relacionada con los lípidos y la glucosa, con una pérdida de más de 1 kg de masa muscular.

El especialista advirtió que el sedentarismo en la tercera edad conduce a dificultad para hacer las actividades de la vida diaria, subir y bajar escaleras, inclusive al grado de necesitar de otra persona para moverse, vestirse o trasladarse.

“El riesgo de una persona con obesidad para presentar discapacidad, es más elevado comparado con alguien que no tiene obesidad. La cantidad y capacidad muscular bajas son predictoras de discapacidad”, dijo.

Si una cantidad elevada de grasa visceral se une a una cantidad y capacidad baja de músculo en las extremidades, el riesgo para discapacidad empieza a crecer exponencialmente, no sólo en cuanto a movimiento físico, sino por el riesgo de presentar síndrome metabólico a futuro.

“A menudo, los pacientes con obesidad se resisten a la tarea de incrementar músculo, recomendada por su médico, porque piensan que está relacionada con un aspecto meramente estético y no con un mejor estado de salud”, informó el especialista en manejo de sobrepeso y obesidad.

El músculo es un indicador de salud y si una persona tiene 60 años o más, su calidad de vida depende en gran medida de la cantidad y calidad de músculo que tenga, por lo tanto, no debería perderlo en un proceso de contingencia al tener menos actividad física.

El Dr. Flores señaló que las consecuencias de la inactividad son muy parecidas a las de la enfermedad crónica, ya que la persona gana grasa visceral no sólo en el abdomen sino en otros órganos y tejidos, lo que lleva a un estado de inflamación y estrés oxidativo crónicos, a la resistencia a la insulina de diversos tejidos y también a una menor cantidad de masa magra. 

Modificado por última vez enMiércoles, 22 Abril 2020 19:20

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