Cómo saber si estás sufriendo derrame cerebral
- Escrito por Redacción
- Publicado en Bienestar 24 horas
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Tu cerebro necesita un suministro constante de oxígeno y nutrimentos para funcionar adecuadamente, incluso la más mínima interrupción en el flujo sanguíneo puede causar daño cerebral. Un ACV (accidente cerebrovascular), popularmente conocido como derrame cerebral, ocurre cuando el suministro de sangre al cerebro se ve interrumpido.
Los neurólogos del Hospital Houston Methodist, nos explican que existen dos tipos:
• ACV isquémico: cuando los vasos sanguíneos que suministran oxígeno al cerebro se bloquean.
• ACV hemorrágico: cuando los vasos sanguíneos en el cerebro sufren una ruptura y la sangre se filtra hacia los tejidos circundantes.
Las células del cerebro comienzan a morir tan solo unos pocos minutos después de quedarse sin oxígeno. Los ACV isquémicos son más frecuentes que los hemorrágicos, pero ambos son sumamente peligrosos y mortales si no son tratados con rapidez.
Para prevenir daño permanente al cerebro e incluso la muerte, es necesario que conozcas los signos y síntomas de un ACV y actuar rápido llamando al 911, la Cruz Roja o tu línea local de emergencias médicas. Toma en cuenta que, si alguien está experimentando el ACV no será capaz de pedir ayuda y puede que ni siquiera entienda el estado de gravedad en el que se encuentra. Tú puedes salvarle la vida.
Para reconocer y manejar correctamente un ACV mientras ocurre, tienes que actuar AHORA mismo. Este acrónimo te ayudará a recordar los signos y síntomas de un ACV o derrame cerebral, así como saber qué hacer si alguien cerca de ti lo está sufriendo. Los expertos del Hospital Houston Methodist te lo explican a continuación en esta imagen:
Signos y síntomas
A: Alzar los brazos se dificulta y uno o ambos brazos se caen de inmediato
H: Hablar y pronunciar palabras se afecta
O: Ojos con visión borrosa o cambios en la visión
R: Rostro torcido. La boca se cae de un lado
A: Ahora mismo llama al 911, la Cruz Roja o a tu línea local de emergencia para pedir ayuda urgente
Seguramente todos nosotros hemos sufrido algún tipo de golpe en la cabeza a lo largo de nuestra vida y la pregunta es, ¿debemos preocuparnos cuando esto nos sucede o cuando le sucede a alguien de nuestra familia?
De acuerdo con el Dr. Gavin Britz, neurocirujano del Hospital Houston Methodist, la respuesta es SÍ. Siempre hay que preocuparse y darle seguimiento puntual a un golpe en la cabeza por pequeño que parezca, ya que todos los golpes en la cabeza tienen el potencial de ser fatales.
“Si sufres una lesión o golpe en la cabeza nunca, y me refiero categóricamente, nunca debes estar solo las primeras 24 horas. Pegarse en la cabeza e irse a dormir después es algo que ocurre muy frecuentemente. Sin embargo, después de cualquier trauma en la cabeza, un familiar o amigo debe permanecer con la persona que sufrió el golpe para estarlo checando e incluso despertarlo para ver si está bien”, advierte el Dr. Britz.
Algunas lesiones en la cabeza pueden resultar en escenarios que ponen en riesgo la vida. Como explica el Dr. Britz, “si la lesión en la cabeza es lo suficientemente severa para causar una fractura de cráneo y romper algún vaso sanguíneo o arteria cerebral, podría ocurrir un hematoma epidural”.
El hematoma epidural es cuando se acumula sangre entre el cráneo y las membranas que cubren al cerebro.
“Dicha acumulación de sangre da lugar a coágulos que, si son lo suficientemente grandes, pueden causar la muerte. La persona parece estar bien en un principio, a esto se le conoce como el intervalo lúcido, después el coagulo se expande y se vuelve mortal”, afirma el especialista.
El mensaje es claro: cualquier golpe en la cabeza debe tomarse muy seriamente. Entonces, ¿cuándo saber si hay que ir a una sala de emergencias?
Según los expertos del Hospital Houston Methodist, si el golpe es muy severo o si la persona presenta algunos de los siguientes síntomas, debes buscar ayuda médica inmediata:
• Pérdida de conciencia
• Confusión
• Dolor de cabeza
• Nausea y vómitos
• Dificultad para hablar, leer o escribir
• Problemas de equilibrio, mareos o debilidad
• Cambios en la visión
• Sangrado en la cabeza
• Secreción nasal o por los oídos
• Convulsiones