Trasplante de hígado, es posible

Un trasplante de hígado es un procedimiento quirúrgico para extirpar el órgano que ya no funciona de forma adecuada (insuficiencia hepática) y reemplazarlo con uno saludable de un donante vivo o que falleció.

El hígado es el órgano interno más grande y realiza varias funciones críticas, entre ellas. Entre ella  eliimina bacterias y toxinas de la sangre, previene infecciones y regula respuestas inmune y procesa nutrientes, medicamentos y hormonas.

Asimismo, produce bilis, que ayuda al organismo a absorber grasas, colesterol y vitaminas solubles en grasa. Además, fabrica proteínas que intervienen en la coagulación sanguínea.

Esta operación por lo general se reserva como una opción de tratamiento para personas que tienen complicaciones significativas debido a la enfermedad hepática crónica terminal. En casos poco usuales, puede producirse la insuficiencia repentina de un hígado previamente normal.

La cantidad de personas que esperan un trasplante excede enormemente la cantidad disponible de hígados de donantes fallecidos. Sin embargo, el hígado humano se regenera y vuelve a su tamaño normal poco después de la extirpación quirúrgica de una parte del órgano, lo cual permite que sea una alternativa a esperar que haya un órgano disponible proveniente de un donante fallecido.

En 2014, se realizaron aproximadamente 7,200 trasplantes de hígado en adultos y niños en Estados Unidos. Entre éstos, aproximadamente 330 involucraron donantes vivos. Al mismo tiempo, casi 15 mil personas se registraron en la lista de espera.

Donante vivo

Este procedimiento implica la colocación de una porción del hígado de un donante vivo en un receptor cuyo órgano ya no funciona de forma normal.

La parte restante del órgano del donante se regenera a sí misma y recupera su volumen y capacidad normales en un par de meses después de la cirugía. Mientras tanto, la parte trasplantada crece y restaura la función hepática normal en el receptor.

Por qué hacerlo

Tener un donante vivo de hígado también permite que el receptor evite las complicaciones de salud potenciales asociadas con la espera de un trasplante.

Los trasplantes de donantes vivos son más frecuentes en niños que en adultos, debido a la escasez de órganos del tamaño adecuado del donante fallecido. La mayoría de los donantes son familiares o amigos cercanos a los candidatos.

Para ser considerado, el donante y el receptor deben someterse a una evaluación psicológica y de salud exhaustiva. Equipos de trasplante independientes cuidarán al donante y al receptor durante el proceso de evaluación y les explicarán de forma detallada los benéficos y riesgos potenciales del procedimiento.

Por ejemplo, aunque el procedimiento a menudo salva potencialmente la vida del receptor, donar una parte de ese órgano conlleva riesgos significativos para el donante. 

La compatibilidad del hígado del donante vivo con el receptor se basa en la edad, el grupo sanguíneo, el tamaño del órgano y otros factores.

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