México es uno de los países más golpeados por la falta de prestaciones en el mercado laboral que, sumado a otros factores, propicia una alta rotación de talento en las empresas, a las cuales afecta no solo en imagen por la poca capacidad para retener a su personal, sino también en lo económico porque conlleva a una pérdida de hasta 150 por ciento del valor del puesto.

Acabamos de conmemorar, este mes, el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. Se trata de un serio problema de salud pública en el mundo que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), lamentablemente impacta en la vida de 703 mil personas cada año, con 77% de los suicidios teniendo lugar en países con ingresos medios o bajos.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Ocupación y Empleo (ENOE), durante el cuarto trimestre del 2022, tres de cada diez personas ocupadas tuvieron una jornada de trabajo mayor a 48 horas.

Las personas que buscan empleo y viven con una enfermedad crónica se enfrentan a un proceso de selección laboral más difícil y estresante. Lamentablemente, la discriminación por enfermedad en el trabajo aún es moneda corriente, a pesar de que los trabajadores tengan mucho para aportar a la empresa.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 71% de las personas con trastornos emocionales en todo el mundo no reciben servicios adecuados. Entre las causas que afectan el bienestar mental de las personas en un ambiente laboral son: tener un horario de entrada, pero no de salida en la jornada laboral.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), a través del programa Entornos Laborales Seguros y Saludables (ELSSA), impulsa acciones de prevención, capacitación y asesoría a empresas para evitar accidentes de mano y tobillo, que son las principales regiones afectadas en accidentes de trabajo, lo que condiciona ausentismo y pérdida de la salud de las personas trabajadoras.