Tabaco, 'las tecnologías no son maléficas'
- Escrito por Héctor Rendón
- Publicado en Pareja saludable
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Atrás de un fumador siempre hay un adulto irresponsable… las tecnologías (que sustituyen al cigarrillo) no son maléficas, como lo quiere mostrar muchas personas, son frases que el Dr. Hugo Caballero Durán, internista, neumólogo e intervencionista, comentó en el marco de la Conferencia Internacional "Reducción de Riesgos y Daños en Consumo de Tabaco y Nicotina: Oportunidades y Desafíos".
En entrevista con Factor Rh, el expresidente de la Sociedad Colombiana de Neumología, habló del grave problema que representa el tabaquismo en Colombia (y en America), del papel que juega la industria, de la egulación y el abordaje que debe tener este tema desde el punto de vista de la salud.
También puedes leer. Debaten sobre regulación y consumo de nicotina. https://revistafactorrh.com/bienestar-24-horas/item/6199-debaten-sobre-el-cambio-de-regulacion-y-consumo-nicotina
El actual director del Servicio de Neumología y Terapia Respiratoria de la Clínica de Marly, en Bogotá, y miembro del Comité de Tabaco de Asoneumocito y de la Red Latinoamericana para la reducción de Daños Asociados al Tabaquismo (RELDAT), se refirió, también, al enfoque que se está dando al consumo del cigarrillo y los productos de suplencia, donde el debate ha aumentado por el tema de la nicotina.
¿Qué está pasando en este terreno (tabaco - nicotina - impacto)?
Hemos hecho énfasis en que el cigarrillo contiene muchos componentes nocivos (7 mil), de esos, el 10% pueden ser cancerigenos. Los productos nocivos que trae el tabaco por calenamiento, respecto o los cigarrillos electrónios para vapeo, son mucho más bajos. Muchos de ellos contienen nicotina que es la manera para que el fumador pueda hacer el paso del cigarrilo a unos de estos productos. Hemos insistido en que uno fuma por la nicotina, pero se muere por los efectos secundarios del humo (es un cocepto del Dr. Russel a finales de los años 70 / en Reino Unido).
¿Cuál es el abordaje que se debe dar al consumo de nicotina?
El abordaje tiene que ser múltiple; lo primero que nos corresponde hacer es informar a los neumólogos, a los cardiologos y a los subespecialistas, de qué es la nicotina, qué es el tabaco y cuáles son sus riesgos, porque si nosotros no los conocemos, no los podemos transmitir. Debemos contar con el apoyo (de ese enfoque) de los médicos familiares y los médicos generales, insluso, muchos de los pediatras. Nos parece fundamental que se tenga un área académica (en las universidades), para tratar todas estas adicciones y que podamos saber qué es una dependencia, una adicción y un trastorno adictivo.
Y lo otro, que incluso propusimos una audiencia con la Cámara de Representantes de nuestro país, que se vincule al ministerio de educación para a que través de los formadores de los profesores, podamos llevar ese mensaje a los niños.
¿En materia regulatoria qué falta (Colombia qué hace)?
Seguimos avanzando desde la ley antibaco que se aplicó desde finales de los 90, donde se prohibía el uso de cigarrillos en el espacios públicos (cerrados); esa medida redujo el tabaquismo en sitios de espacimiento y hace que las personas no encuentren un espacio y limita el consumo.
En Colombia está por entrar un proyecto de “ley para la regulación de consumo de nicotina, cigarrilos electrónicos y vapeadores”. Nos parece una iniciativa que siendo colombiana puede pasar a otros países y trabajar mancomundamente para lograr los objetivos, que es que la gente no fume y que considere las sustancias que reducen el riesgo de la enfermedad y morir.
En este país los gastos anuales por tabaquismo superan 1,200 millones de dólares (anuales) que se pueden utilizar en la prevencion y tratamiento de otras enfermedades que se han descuidado. Es un problema que pasa en toda América. Se ha descuidado la desnutrición, la tuberculosis, malaria y otros padecimientos, que en otras regiones del mundo ya no existen, y aquí siguen sindo prevalentes.
¿Dónde queda el derecho de los consumidores de tabaco?
El deseo es motivar a la gente para que lo que uno haga no perjudique a los demás, respetando (su derecho). Nunca con medidas coercitivas o penales, siempres respetando al fumador; abriendo las puertas, escuchándolo y mostrándole otras alternativas. Aquí debemos pensar en el fumador pasivo, porque hemos hablado que un pasivo, rodeado de cuatro activos, consume un cigarrilo (por cada 4). Sabemos que el humo de segunda mano es mucho más nocivo, poque las particulas son más pequeñas.
¿Cómo regular las marcas (empresas de vapeadores) y lograr un equilibrio?
El número de marcas (460) son las que están registradas, pero de las piratas no hay idea de cuántas son, y esas no tienen ningún deseo de vinculrase a ninguna regulación de ninguna especie. Hay marcas muy importantes con un respaldo científico muy serio, pero hay quienes no tienen reconocimiento. Es muy difícil que éstas personas lleguen a regularse y eso sucede con todos los productos que entran ilícitamente dentro y fuera del país.
¿Qué papel está jugando la industria tabacelera a escala mundial?
Está jugando un papel relevante. Está tomando conciencia del daño que el cigarrillo (tabaco) ha causado con el correr de los años, y de que hay que ser correctivos; obviamente son empresas con fines lucrativos y están buscando otras salidas, pero definitivamente (las tecnologías) tienen menos riesgos que el que continúen produciendo cigarrillos convencionales.
Me parece que estas tecnologías debemos verlas abiertamente, debemos tener la capacidad de analizarlas; no son maléficas, como lo quiere mostrar muchas personas, y no son un negocio adicional de las tabacaleras, y lo digo sin tener ningún compromiso o conflicto de interés.
Veo con agrado el hecho de que las tabacaleros hayan tomado conciencia del daño que se produjo y estén buscando correctivos. No es el ideal poque aquí viene una sustancia que es adictiva, que es la nicotina. Entendemos que es muy complicado que un fumador deje de hacerlo de un día para otro, sin usar un sustituto de la nicotina, povenga de donde provenga (inhalador nasal, parches, chicles, etcétera). El fumador busca disminuir la ansiedad y angustia, y mejorar su rendimiento y capcidad congnisitiva. Debemos ver la tecnología como un aporte, no como una invasión, para tratar de “corregir el daño” que se produjo desde su inicio.
¿Qué pasa con los niños y adolescentes y la información en redes sociales (de las tabacaleras)?
Debemos hacer un esfuerzo para que ningún niño, adolescene o mujer embarazada consuma estos productos. De ahí la importancia de la enseñanza en las escuelas y universidades, porque lo mejor es que esta población no empiece a fumar y no use ningún sustituto de la nicotina. Con esa educación ellos se pueden convertir en voceros frente a sus padres. Todos vivimos al fumador que no se atreve a fumar frente a un niño, porque llama la atención.
¿Estamos en una pandemia (Covid-19) y el tabaco ha sido una salida para personas, qué debemos hacer?
Hay que decirle a la persona que tuvo o tiene Covid-19 que no fume, pero para un fumador empedernido es difícil. Este es un caso en que cabe la posibilidad de analizar el uso de nuevos productos. Eso sucede mucho en pacientes que se han infartado; cuando salen de ese evento quieren que rápidamente los den de alta para llegar a fumar a su casa. Prohibírselos no sirve para nada. Debemos brindarle una alternativa que no haga tanto daño.
Sabemos claramente que el fumar aumenta el riesgo de contraer Covid-19 y que estos productos no disminuyen el riesgo. El manipuleo que se hace con el cigarrillo electrónico y los productos de tabaco calentado, hacen que la persona no tenga el mismo cuidado con sus manos y con su entorno.
¿Cuáles son las estadísticas de fumadores de Colombia?
La prevalencia es de 12%, es una cifra muy elevada. Más o menos tenemos entre 3.5 y cuatro millones de fumadores. La prevalencia en niños menores (11 a 16) años es de casi 5% (es muy alta); la más importante es entre las personas que tienen entre 24 a 48 años. El segundo grupo son las personas después de 65 años. Esto se puede relacionar con su retiro laboral (pensión y jubilaciòn. Pero la cifra alarmante se centra en la población infantil.