Desde el siglo XVI, estas delicias han sido parte de todos los banquetes reales y de la nobleza, incluidas las bodas. En un comienzo, se conocían como galletas, las cuales carecían de relleno.  En 1862, Louis Ernest Ladurée, famoso panadero y repostero francés, decidió aventurarse y experimentar en sus cocinas, creando este reconocido manjar.