Evita la piel de cocodrilo
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Si tu piel se siente tensa, seca, muy arrugada o enrojecida, probablemente esté estresada. Esto puede ser ocasionado por diversos factores tanto internos como externos; por ejemplo, la exposición solar constante, la pérdida de agua transdérmica y la mala alimentación.
Nuestro manto cutáneo también conocido como barrera hidrolipídica, es de un pH ácido que cubre la última capa de la piel; este se compone en su mayoría por agua, sebo y sudor, y su función principal es proteger esta capa de agentes externos como radicales libres, contaminación, entre otros.
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Ante ello, es elemental reaccionar de forma instantánea a través de los productos que utilicemos en el día a día y prevenir cambios en la textura de la piel, irritación, escozor, falta de luminosidad, inflamación, enrojecimiento y tirantez.
El cansancio, el estrés, la falta de nutrientes, desbalance hormonal, ansiedad, el estrés oxidativo por exposición solar y el abuso de alimentos ultra procesados, hacen que el sistema inmunológico se vea comprometido, disminuyendo las defensas cutáneas naturales de nuestra piel. ¿Cómo saber si mi piel está estresada? Miguel Gou, dermatólogo de Sopharma pH5 te da las cinco características que revelarán la salud de tu piel.
- Deshidratación o resequedad. Tu piel se ve grisácea y se siente tirante; es decir, seca. Puedes pasar tu uña por la superficie de tu piel y si la línea blanquecina permanece por más de 5 segundos, tu piel está deshidratada y está tardando en reponerse.
- Coloración por mayor vasodilatación. Esto lo puedes detectar si en ciertas zonas de tu piel hay manchas rojas, algo pareció a cuando te recargas sobre algo por mucho tiempo.
- Ojeras. Hay ojeras que se marcan por falta de sueño, pero también aparecen cuando la piel está deshidratada generando una ligera coloración azul debajo de los ojos.
- Inflamación. Si notas que tu piel está inflamada, probablemente tu piel esté sufriendo dermatitis atópica, un trastorno de carácter crónico que puede ser ocasionado por exposición a radiaciones, una mala alimentación o pérdida de agua.
- Falta de luminosidad. Si tu piel se ve opaca y reseca se debe a que tu barrera epicutánea está desbalanceada, por lo que facilita la aparición de grietas y fisuras, por lo que la humectación juega un papel importante en su tratamiento.