Alzheimer y microbiota intestinal, relación peligrosa
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Estudios recientes determinaron el grado de vinculación que puede tener el desequilibrio y salud de la microbiota intestinal con la progresión y prevención de la Enfermedad de Alzheimer (EA). En el hallazgo advierten una correcta conexión en las neuronas lo que provoca su degeneración, que propiciaría la aparición o agravamiento del padecimiento.
De acuerdo con información del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica en Francia, la EA afecta a más de 35 millones de personas en todo el mundo y se relaciona con síntomas cognitivos como: pérdida de memoria, dificultades del lenguaje y de comprensión, problemas de atención y de concentración, apraxia (pérdida de la destreza) y, en algunos casos, agnosia (dificultad para reconocer los objetos o las caras). Además, esta enfermedad es la causa más común de demencia y se cree que causa entre el 60 y 70% de los casos.
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En México, en lo que va de 2021 la Enfermedad de Alzheimer (EA) sumó 1,116 nuevos casos. Se trata de una enfermedad cuyas causas aún se desconocen y de la cual se sigue sin tener un tratamiento eficaz, por lo que es un tema de interés científico en la actualidad.
Es por ello que, en un estudio publicado en el Biocodex Microbiota Institute, un grupo de investigadores se dio a la tarea de conocer de qué manera las bacterias intestinales pueden impactar dicho padecimiento.
La investigación consistió en reunir a 89 personas de entre 50 y 85 años con rendimientos cognitivos desde normales hasta trastornos que implican pérdida de memoria, asociados o no a la enfermedad, después midieron depósitos amiloides en diferentes zonas del cerebro, a la vez que analizaron la concentración en sangre tanto de moléculas derivadas de la microbiota intestinal como marcadores pro y antiinflamatorios y de la disfunción endotelial.
Como resultado se identificó una conexión positiva entre los depósitos amiloides, concentración sanguínea de lipopolisacáridos – molécula que tiene una importante función en la activación del sistema inmune y algunas citocinas proinflamatorias. También se detectó una relación negativa entre: la concentración de butirato – ácidos grasos de cadena corta que mantienen la barrera intestinal, la función inmunológica adecuada.
El hallazgo permitió determinar que un desequilibrio de la microbiota intestinal podría desencadenar un mecanismo inflamatorio capaz de alterar las barreras de protección del organismo y provocar una fuga de compuestos hacia el cerebro y, por consiguiente, la posible formación de placas amiloides.
De esta manera, llevar una dieta equilibrada rica en prebióticos (alimentos no digeribles que son fermentables por la microbiota intestinal) y probióticos (microorganismos que administrados en cantidades adecuadas confieren un beneficio a la salud del huésped) para mantener la microbiota intestinal en óptimas condiciones, podría representar una vía terapéutica que contribuya a la prevención y tratamiento de la EA, especialmente en poblaciones de mayores de 65 años.