Plantas que benefician a tu salud

Un grupo de científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aislaron bacterias con propiedades antibióticas y antitumorales de la planta de la magnolia y el cuachalalate y descubrieron 23 nuevos compuestos.

El científico del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM y quien encabeza la investigación, Sergio Sánchez Esquivel, indicó que cada vez que los seres humanos usan antibióticos, las cepas de los microorganismos patógenos se vuelven más resistentes.

Por ello, aseguró en una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la búsqueda de nuevos métodos y herramientas para combatir las enfermedades es de gran importancia.

“Los antibióticos usualmente se obtienen por la producción de microorganismos, generalmente se aíslan del suelo, del aire, de muchos lados, pero nosotros buscamos en lugares más exóticos”, mencionó Sánchez Esquivel.

“Y al encontrar el antecedente del árbol Taxus brevifolia, donde se encontraron agentes antitumorales, nosotros quisimos voltear a ver en México qué flora nos podía permitir encontrar bacterias que tuvieran propiedades farmacológicas”, agregó.

El primer paso de la investigación consistió en cortar pequeñas muestras del tronco y de las hojas de la planta, después se lavaron con alcohol, agua oxigenada o cloro, explicó el científico.

Luego se enjuagaron con agua estéril para evitar que las bacterias fuera de la planta interfirieran cuando se les colocara en una caja de Petri (recipiente para cultivar células) con medios de cultivo, los cuales permiten el crecimiento de hongos o bacterias.

“Es interesante, porque en el pedazo de hoja queda expuesto el interior y empiezan a crecer los hongos o bacterias, y después las aislamos para determinar cuáles tienen actividad antibiótica”, mencionó el especialista.

Los investigadores crearon un modelo para identificar de forma fácil los microbios capaces de impedir el crecimiento de bacterias (positivas o negativas) y de los hongos.

En la caja de Petri además del proceso de aislamiento, se realizaron pruebas contra otros microbios patógenos, para predecir cuál es su espectro de acción antimicrobiana.

Una de las líneas de investigación del proyecto es precisar cuáles son los compuestos activos, de los cuales se encontraron cuatro actinobacterias obtenidas del cuachalalate.

“Tras identificar las fracciones con actividad antibiótica o antitumoral, se deberán caracterizar mediante diversos métodos espectrométricos, como la cromatografía de gases-masas y la resonancia magnética nuclear, para saber cómo se estructuran los compuestos”, destacó.

“Estamos en la fase donde tomamos una región y la ponemos en otro microbio que nada más va a expresar lo que se pone ya comparado con la cepa que no tiene esta información y logramos detectar un pico muy grande que no estaba en el original que corresponde al compuesto que estamos forzando que sintetice”, añadió.

Sobre sus planes y retos a futuro con esta investigación, el científico comentó que no puede evitar pensar que son una institución que genera recursos humanos a formarse y espera que sigan motivados y exploren otros tipos de plantas, o aíslen microbios de otros lados.

“Por el momento estamos poniendo todo nuestro esfuerzo enfocado en estas dos plantas; son cuatro microbios que prometen bastante, hay cientos de plantas aún por analizar pero debemos acabar este trabajo, y que lo consideren como una invitación para que otros grupos se atrevan a explorar estas alternativas”, manifestó.

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