Genéricos, salud para todos
- Escrito por Héctor Rendón
- Publicado en Bienestar 24 horas
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Hace a apenas dos décadas que los medicamentos genéricos comenzaron a comercializase públicamente en territorio mexicano, antes de que esto sucediera, éstos eran producidos y vendidos exclusivamente para el sector gobierno.
Desde su aparición a finales de la década de los noventa, estos fármacos han evolucionado mucho, en gran parte, gracias al marco regulatorio de nuestro país. Sin embargo, pareciera que aún existen algunos mitos por derribar en torno a su seguridad y eficacia.
Los medicamentos genéricos llegaron a México en 1997 con la aparición de farmacias que se dedicaban únicamente a vender este tipo de productos; los nacidos en los ochenta seguramente recordarán la gran campaña de desprestigio que se dio en torno a estos productos en los medios de comunicación: que si eran de mala calidad, que si su efecto no era el mismo que el innovador o que por contrario, en vez de procurar la salud, la perjudicaban.
Desde entonces, la presencia de los medicamentos genéricos se ha incrementado muchísimo y los mitos que los rodeaban se han ido esclareciendo; aunque todavía nos podemos topar con personas que tienen sus reservas en cuanto a las su calidad y eficacia, por esta razón continúa siendo importante aclaras estar ideas equivocas y ahondar en los beneficios reales que proporcionan este tipo de fármacos, no sólo para la salud de los mexicanos, sino también para su economía.
Los medicamentos genéricos tienen presencia en todo el mundo, pero en 2011, mientras en México apenas se conformaba la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), autoridad sanitaria encargada de regular y controlar este importante rubro de la salud, en Europa, países como Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España, el porcentaje de estos fármacos alcanzaba el 68% de la participación en el mercado, y en otros países como Polonia, éstos abarcaban casi el 80 por ciento.
Hoy en día, México presenta un panorama muy distinto al de la década de los noventa: de los medicamentos que se consumen en el país, aproximadamente el 80% son genéricos. La Cofepris podrá ser una autoridad joven, pero su trabajo durante los últimos 20 años ha impactado considerablemente la industria farmacéutica de nuestro país y por ende, la salud y la economía de la población mexicana.
Tan sólo en los últimos seis años, se han emitido 590 registros sanitarios de medicamentos genéricos, relacionados con 43 sustancias activas en 16 paquetes de medicamentos, vinculados con 20 clases terapéuticas que atienden las principales enfermedades que aquejan a los mexicanos.
Derivado de esta inclusión, el gasto público en salud se redujo casi a la mitad entre 2011 y 2016, al pasar de 894 millones de pesos mexicanos en 2012, a 460 millones de pesos en 2016. Al mismo tiempo, el volumen total de medicinas adquiridas por el sector público se cuadruplicó en ese período, al pasar de 4,4 millones a 18,4 millones de unidades.
Los ahorros se han logrado gracias a que el precio de mercado de estas medicinas, que atienen el 71% de las causas de mortalidad en México, registraron una baja promedio de 61 por ciento.
Hoy en día, una familia mexicana invierte, en promedio, 6 mil pesos al año en medicamentos, mientras que una canadiense gasta alrededor de 16 mil pesos y una estadounidense eroga unos 22 mil pesos. Esta comparación nos da una muestra del impacto que han tenido los genéricos desde su introducción en el mercado.
Ahora bien, ¿qué son los medicamentos genéricos y en qué radica su diferencia con un medicamento de patente?
Para el desarrollo de un medicamento innovador o de patente, los grandes laboratorios farmacéuticos multinacionales invierten cantidades importantes en investigación y desarrollo, por lo que una vez que logran dar con la molécula indicada para combatir cierta patología, esta es registrada y protegida, en nuestro país, por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) con una patente que tiene 20 años de duración. Esto con el objetivo de que los laboratorios recuperen la gran inversión que hicieron para el desarrollo del fármaco.
Una vez que la patente ha caducado, esta es liberada por la autoridad sanitaria y puesta a disposición de los laboratorios que se dedican a fabricar genéricos, para que estos puedan reproducir la molécula y crear un medicamento genérico, con el mismo efecto terapéutico y los mismos beneficios.
Como estos laboratorios no tienen que realizar inversiones en investigación, los precios de estos fármacos registran grandes caídas en los precios, en ocasiones, hasta del 70% en comparación con el medicamento de patente.
Este proceso puede sonar sencillo, pero en México, para que un medicamento pueda tener la posibilidad de comercializarse, antes necesita cumplir con pruebas que aseguren la calidad, la eficacia y por supuesto, que tengan la misma potencia. Cofepris exige que se realicen pruebas de intercambiabilidad, esto es: estudios de bioequivalencia, exenciones y pruebas in vitro. Por ley, para poder obtener un registro sanitario en nuestro país, un medicamento debe demostrar que es terapéuticamente igual al innovador, es decir, para poder ser vendido.
El resultado esperado es que el factor más importante para la elección de una u otra marca, sea el precio que cada una de ellas ofrece. Esta medida representa uno de los atributos más eficientes para fomentar la competencia en este mercado.
Todo lo anterior ayuda a que los pacientes puedan acceder de manera mucho más efectiva y rápida a opciones de tratamiento en el mercado con la misma calidad, seguridad y eficacia, por un precio abismalmente menor.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a los países, ampliar el acceso a medicamentos genéricos de calidad y bajo costo que protejan la salud de su población, especialmente por el incremento de las Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT), que hoy constituyen la principal causa de muerte en México y en el mundo, como la diabetes, que requieren tratamiento de por vida.
Con la próxima entrada del nuevo gobierno federal, parece que el escenario de los medicamentos genéricos se incrementará en el país y, por ende, sus beneficios para la población.
La plataforma de salud para México de Morena y el Proyecto 18, encabezado por el presidente electro Andrés Manual López Obrador, plantea “garantizar a toda la población, independientemente de su condición de aseguramiento, el acceso oportuno y gratuito a los servicios y medicamentos necesarios”, además de “promover la producción nacional de medicamentos, particularmente los principios activos y biotecnológicos”.
Sin duda estas son propuestas fundamentadas y con alcances reales, ya que México se ha convertido en un destino activo para invertir en la industria farmacéutica debido a la mejora del marco regulatorio y al aumento en las certificaciones de Calidad.
Nuestro país es el segundo mercado más grande de América Latina y es un importante productor de medicinas de alta tecnología, cuenta con una amplia base de farmacéuticas nacionales como Liomont, Probiomed, Neolpharma, Chinoin, Novag infancia, Kener, Silanes, Hormona, Zurich, Zeyco, Laboratorios PiSA y Maber todas ellas concentradas en los estados de Aguascalientes, Jalisco, Querétaro, Estado de México y la Ciudad de México, que destacan por su calidad y experiencia.