Los probióticos y la salud de tus hijos

La aparición y persistencia de síntomas como fiebre, nausea, vómito y malestar general pueden tener su origen en infecciones del aparato digestivo provocadas por bacterias, virus, parásitos etcétera, lo que hace necesaria la consulta con el especialista.

“Es muy importante que los padres lleven a los niños al pediatra para ser diagnosticados y comiencen a recibir tratamiento cuanto antes. Es probable que este contemple la prescripción de antibióticos, cuya acción no distingue entre las bacterias nocivas y aquellas que benefician a nuestro organismo, lo que termina por provocar o agudizar la diarrea”, dijo la Doctota Sydney Greenawalt, especialista en Pediatría y maestra en Nutrición Clínica.

Una alternativa para complementar los tratamientos de los niños son los probióticos, microorganismos vivos que se ha comprobado que aportan beneficios a la salud: “Algunos los encontramos en alimentos fermentados como el yogur, kefir o chucrut  y adicionados a algunos alimentos. 

Pero cuando queremos que un probiotico tenga un efecto directo sobre un padecimiento, como la diarrea, debemos de recurrir a probiotiocs ya estudiados en seres humanos, que tiene  un efecto directo sobre esta enfermedad.

Es aquí donde probioticos como el desarrollado a partir de la levadura Saccharomyces boulardii CNCM I-745 ha demostrado efectividad en el tratamiento de la diarrea causada por el uso de antibióticos, pues reduce  su duración y restaura la microbiota intestinal.

Conformada por más de cien billones de microorganismos, entre los que se cuentan mínimo mil especies diferentes de bacterias, la microbiota intestinal ayuda a digerir y absorber algunos alimentos, principalmente azúcares complejos, convirtiéndolos en energía. También contribuye a la producción de vitaminas B y K y ayuda a combatir las agresiones de otros microbios.

Al estado de equilibrio de este organismo se le conoce como eubiosis, que es cuando se encuentra en óptimas condiciones para cumplir con su rol metabólico y protector.

En la vuelta a clases —explica la especialista—, los cambios en la dieta, el estrés, las infecciones gastrointestinales y el abuso de medicamentos como los antibióticos pueden propiciar disbiosis, que es la pérdida de este equilibrio, lo que acarrea como consecuencia diarreas que dificultan a los estudiantes retomar su rutina de actividades.

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