Linfoma de Hodgkin, impacto relevante
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En el mundo, 82 mil 469 personas fueron diagnosticadas con Linfoma de Hodgkin durante el 2022. En ese mismo año, 22 mil 733 diagnosticados perdieron la vida a causa de este cáncer. Cada 15 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Linfoma.
Durante su último registro, realizado en el 2022, reportó una incidencia de dos mil trescientos cuarenta y uno nuevos casos a nivel nacional. En este mismo periodo, 659 personas fallecieron por este cáncer en el país. La mayor incidencia de linfoma de Hodgkin se da en adolescentes de 15 a 19 años2 y adultos mayores a los 55 años.
El linfoma de Hodgkin es un tipo de cáncer que afecta el sistema linfático, el cuál es parte del sistema inmunitario del cuerpo encargado de combatir los gérmenes.
El cáncer puede comenzar en los glóbulos blancos denominados linfocitos crecen sin control, provocando que los ganglios se inflamen y aparezcan bultos en todo el cuerpo.3 Los dos tipos más comunes de linfoma de Hodgkin son:
- Linfoma de Hodgkin nodular con predominio linfocítico: Se origina en los ganglios linfáticos en el cuello y debajo del brazo y representa el 5% de los casos de este tipo de cáncer.5
- Linfoma de Hodgkin clásico: Se desarrolla en personas que tienen células de linfoma grandes llamadas células de Reed-Sternberg en los ganglios linfáticos.
Se puede desarrollar tanto en niños como en edad adulta y los factores que pueden aumentar la probabilidad de desarrollo de este cáncer son:
- Personas que padecieron enfermedades provocadas por el virus de Epstein-Barr.
- Ser de sexo masculino.
- Antecedentes de familiares con linfoma de Hodgkin.
- Infección por VIH.
Uno de los síntomas más comunes del linfoma de Hodgkin en niños y adultos es un abultamiento en el cuello, debajo del brazo o en la ingle, lo cual es un ganglio linfático agrandado.
La fiebre, sudores nocturnos excesivos y pérdida de peso son signos y síntomas que pueden manifestar la presencia de este cáncer en niños. En edad adulta, el cuadro clínico puede ser.
- Ganglios linfáticos inflamados en el cuello, las axilas o la ingle.
- Fatiga persistente.
- Fiebre.
- Sudoración nocturna.
- Picazón intensa.
- Dolor en los ganglios linfáticos de beber alcohol.