La transmisión perinatal del VIH, es decir, de una mujer embarazada a su hijo, se puede evitar; para ello se requiere detectar a la mujer embarazada que esté infectada con el VIH, dar tratamiento contra el virus (antirretroviral), cuidados especiales durante el nacimiento y no dar lactancia materna. Todas estas intervenciones han demostrado reducir la transmisión perinatal en un 98%. El tratamiento antirretroviral disminuye significativamente el riesgo de transmisión del virus al bebé e incrementa la sobrevida y mejora la calidad de vida de la madre.