Analizarán órganos para transplantes

Luego de que la Ciudad de México se ubica como la entidad con más trasplantes realizados, un doctor del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” desarrolla un proyecto de investigación para determinar el estado de salud de los órganos destinados al trasplante renal.

El doctor Carlos Enrique Méndez Probst explicó que en México las personas que no tiene función renal se enfrentan a dos opciones: las diálisis en cualquiera de sus modalidades o el trasplante renal.

“Frecuentemente esos pacientes cuentan con un familiar donador, proceso llamado trasplante renal por donador vivo relacionado”, dijo el médico en una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

El especialista agregó que en otros casos, cuando el paciente no cuenta con un familiar o este no es compatible para donarle el riñón, deben entrar a una lista de espera de donadores cadavéricos.

Méndez Probst mencionó que en México muchas personas tienen piedras en los riñones y que solo aquellas que presentan molestias lo saben.

“Usualmente se trata de una enfermedad de personas jóvenes (entre 25 y 45, hasta los 55 años de edad). Coincidentemente se trata de los mejores candidatos para convertirse en donadores cadavéricos”, apuntó.

De manera evidente, dijo, existe una relación entre ambos datos y en la actualidad no se sabe a ciencia cierta cuántos riñones de donadores cadavéricos son trasplantados con una piedra adentro, condición médica llamada litiasis obsequiada por donador.

El médico señaló que la importancia del dato radica en que el riñón trasplantado se comporta de manera distinta a la que se presenta uno sano en el paciente receptor.

“Si se te bloquea un riñón con una piedra que no sabías que existía, el tiempo que toma identificar la causa puede derivar en que el paciente pierda nuevamente la función renal e incluso el injerto”, afirmó.

Ante esta situación, el doctor busca que su investigación determine cuántos de los riñones provenientes de los donadores cadavéricos cuentan con piedras en su interior.

“Lo que hicimos, tras presentar el proyecto ante el comité de ética y ser aprobados, fue realizar una tomografía computarizada al riñón una vez que ingresaba al hospital”, detalló.

El siguiente paso consistió en analizar los datos y derivado de ello se encontró que un gran porcentaje de órganos tiene piedras y que esos órganos se trasplantaban así.

“En nuestro estudio, 18 por ciento de los riñones, es decir, casi dos de cada 10, tiene una piedra”, subrayó.

El especialista comentó que su estudio ayudará a documentar si hay muchos órganos cadavéricos que vienen con piedras, y en un segundo nivel determinar en qué casos son piedras que se pueden vigilar muy estrechamente y en cuáles se requiere de una cirugía, la cual puede realizarse, incluso, antes de llevar a cabo el trasplante.

Por tanto, Méndez Probst resaltó que hay que tener en cuenta que este conocimiento va más allá del dato estadístico porque podría derivar en la modificación de algunas políticas médicas, por ejemplo, implementar las tomografías computarizadas a todos los órganos provenientes de pacientes cadavéricos.

Además, esta investigación permitiría definir de manera preventiva el tratamiento que se dará al receptor del riñón para que elimine la piedra, o definir, en caso de ser necesario, la realización de una cirugía al órgano antes de ser trasplantado.

“Es necesario ampliar la investigación para madurar mucho más los datos, esto último probablemente por medio de la creación de un registro nacional de litiasis en injertos cadavéricos, lo cual nos ayudaría a diseñar guías clínicas para la vigilancia y atención de estos pacientes”, puntualizó.

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